El ópalo es una gema preciosa conocida por su asombrosa capacidad de reflejar los colores del arcoíris en su superficie, un fenómeno llamado opalescencia. A diferencia de otras gemas que son cristales, el ópalo es un mineraloide, lo que significa que no tiene una estructura cristalina definida. Su composición química es dióxido de silicio hidratado, lo contiene entre un 5 y un 10 por ciento de agua.
El ópalo se forma en ambientes con presencia de agua, a menudo en cavidades de rocas volcánicas. El agua rica en sílice se filtra por la roca y, al evaporarse lentamente, deja depósitos de sílice que con el tiempo forman ópalos. Los yacimientos más importantes se encuentran en Australia, México, Etiopía, Brasil y Estados Unidos.
El juego de colores que presenta el ópalo se debe a su estructura interna de pequeñas esferas de sílice que difractan la luz. Existen varios tipos de ópalo, el que presenta juegos de colores se llama ópalo noble, es muy valorado para la elaboración de la joyería. Otros tipos son, el ópalo blanco o lechoso (no presenta juego de colores). el ópalo de fuego (tonos rojizos, anaranjados o amarillos) y el ópalo negro (por su fondo oscuro que resalta los colores). Estos colores se deben a la presencia de hierro, manganeso y carbón orgánico.
A lo largo de la historia, el ópalo ha sido considerado un símbolo de creatividad, inspiración y protección.